lunes, 11 de noviembre de 2013

Desarrollo

A lo largo de los años, los diplomáticos han fungido diferentes roles pero su función siempre ha sido la misma: establecer relaciones con otras naciones de una manera pacífica evitando conflictos bélicos. En la antigua Grecia, los mensajeros (a quienes podríamos considerar como los agentes diplomáticos de aquel entonces) -como su propio nombre lo dice- eran los encargados de llevar los mensajes que solían hablar de tratados, alianzas o posibles guerras de una ciudad a otra pero nunca eran lastimados, por el contrario eran tratados de la manera más honorable y cuidadosa posible además de ser respetados por las autoridades locales.
Fue hasta el siglo XV que la diplomacia fue reconocida como una profesión y se otorgaron los primeros embajadores en la Italia dividida de aquel entonces. Pero el verdadero reconocimiento de la diplomacia como profesión independiente a los políticos pero relacionada a la política exterior fue en el Congreso de Viena en 1815. Pero cuarenta y cinco años después, un hombre predeciría la inminente caída de la antigua diplomacia y el nacimiento de una nueva era.
En 1860, cuando el Primer Ministro de la Gran Bretaña Lord Palmerston recibió un telegrama en vez de una carta elaborada con sello de su compañero diplomático alegó que el fin de la diplomacia había iniciado. Puede parecer una exageración, pero en el siglo XIX los diplomáticos aún eran considerados miembros de una alta casta aristocrática: eran hombres cultos, que solían mantener mejores relaciones fuera de las fronteras que con los miembros de sus propios hogares y naciones. Se creía que uno nacía para ser diplomático, y únicamente era cuestión de cumplir con los requisitos que se pedían los cuales eran: una excelente educación, los más impecables modales, una buena apariencia física junto con un porte y elegancia imposibles de confundir y hablar a la perfección francés, el único idioma utilizado para tratos diplomáticos.
Pero a lo largo del siglo XX, con el estallido de la Primera Guerra Mundial para ser más específica, esta percepción de la diplomacia cambió por completo. La primera gran guerra demostró que la diplomacia era necesaria pues es lo único que podía facilitar el entendimiento de la política interna y externa de las naciones, pero también provocó un cambio radical pues su poca efectividad debido a la falta de comunicación entre estados que entre ellos mismos se consideraban enemigos fue lo que muchos llamaron la causa de esta guerra. La diplomacia era necesaria, pero tal y como se ejercía en aquel entonces no resultaba útil por lo que tuvo que reconstruirse con el fin de que pudiera satisfacer las necesidades de esta nueva sociedad la cual había tenido que ser testigos de la muerte de entre 9 y 15 millones de personas.
Los miembros de servicios exteriores tuvieron que aprender el inglés tan bien como sabían francés, pues éste se volvió el idioma del nuevo mundo. También dejaron de ser contratados por sus contactos e influencias sino por sus competencias en el área laboral. Las mujeres dejaron de ser “la esposa de...” para comenzar a ejercer su propio papel en el campo diplomático. La lealtad a las naciones y a su ideología se volvió esencial, pero al mismo tiempo se les prohibió a los Estados el uso de la fuerza para el trato de relaciones transnacionales. La diplomacia siguió siendo elemental, pero sus miembros representantes ya no eran únicamente la representación física del servicio foráneo de una nación, sino que también podían ser quienes representarían a ciertas agencias y secretarías de gobierno.
Pero los fuertes cambios a la diplomacia en sí han tenido su boom en estas últimas dos décadas. Esa barrera llamada soberanía la cual no permite que otros Estados interfieran en los asuntos internos de otro ha comenzado a quebrantarse poco a poco. La globalización ha hecho más comprensible el trato entre naciones y la importancia de todo el cuerpo diplomático, pero de la misma manera ha provocado daños al medio ambiente y ha colaborado con el proceso de desmoralización y pérdida de modales de las sociedades actuales, de acuerdo a la encuesta realizada el 03 de abril del 2002 por la reportera Deborah Wadsworth de ABCNews casi 8 de cada 10 estadounidenses fue víctima de faltas de respeto y que esto debería de ser considerado un problema internacional, por su parte el 61% dijo que la sociedad actual tenía más problemas en cuanto a buenos modales que en el pasado. También el desarrollo de las tecnologías de la información (TI’s) ha hecho más sencillo los meetings entre los representantes de servicios exteriores de cada nación pero la información que se trata en estas mismas es más frágil a que cualquier hacker tenga acceso a ella.
Podemos destacar que uno de los principales problemas a los que se enfrenta la diplomacia actual (y toda la política en general) es el internet. El Secretario de Estado John Kerry, el encargado de las negociaciones de los Estados Unidos de América comentó en una cumbre de departamentos de estado  Brasil que “Esta pequeña cosa llamada internet... Hace aún más difícil el poder gobernar.” Pero no sólo hace más difícil gobernar, sino mantener la privacidad sobre ciertos asuntos privados. Un de los grandes retos es la discreción con la que tienen que ser tratados ciertos temas la cual los mismos medios de comunicación y las TI’s hacen una tarea casi imposible. ¿Qué se puede hacer frente éste fenómeno de tan grande impacto? Primero que nada, una muy buena idea sería que todos los agentes diplomáticos (tanto los que actualmente trabajan como las futuras generaciones) sean bien preparadas para éste reto. Que se les eduque sobre lo sensible que debe de ser tratada la información distribuida gracias a ciertos gadgets con los que actualmente contamos, por ejemplo la plataforma E-Diplomacy creada por DiploFoundation la cual se centra en los tres aspectos que los consideran elementales en la relación. Internet-Diplomacia: “cambios producidos por el internet en el ambiente en los que la diplomacia está relacionada, el surgimiento de nuevos temas en el ámbito diplomático (como la gobernanta desde y del internet) y el uso  de nuevas herramientas en la práctica de la diplomacia (como las redes sociales). Es importante estudiarlo pues el internet tiene un gran efecto en dos pilares de la diplomacia: Información y comunicación.” (DiploFoundation. Introducing the E-Diplomacy Platform).

1 comentario:

  1. El desarrollo tiene bastante historia del tema, la cual es interesante, pero siento que deberías de resaltar un poco mas la parte del cambio, que sea una idea un poco mas concreta.

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