Recuerdo que en alguna ocasión estaba escuchando una plática entre mis abuelos y mi papá sobre el porqué un niño a quien sus padres llevaban preparando para entrar a la Heroica Escuela Naval Militar no había accedido a pesar de haber tenido un buen examen y cumplir con los requisitos físicos. Fue entonces que mi abuela dijo en forma de chiste: “Es que en el examen psicológico dijo que le tenía miedo al mar”, se comenzaron a reír aunque después dijeron que lo sentían porque una generación había roto con la tradición de que el primer varón de la familia tenía que acceder a la Escuela.
Suena ridículo, lo sé, pero la frecuencia con la que he visto casos de éste tipo es realmente impresionante.... No me refiero a cadetes con hidrofobia, cabe aclarar, sino a la falta de coherencia en tomar decisiones.
Como algunos ya saben, estudio la licenciatura de Relaciones Internacionales, y en un principio me sorprendió mucho escuchar a una gran cantidad de gente en mi último año de preparatoria decir “voy a estudiar RI y voy a entrar al cuerpo diplomático” (como si fuera tan fácil...) y pues cool, en teoría ese es el plan: escoger lo que más te guste pero, a mi punto de vista, al elegir una carrera tienes que no sólo irte por lo que amas y te apasiona, sino también tener presente en qué eres bueno(a), dejar de lado las expectativas y presión que a veces los padres ponen sobre uno (“Ésta es una familia de abogados, ¿cómo que quieres estudiar artes plásticas?”) y obviamente conocer la carrera.
Por lo mencionado anteriormente es el porqué yo considero que por más que te guste algo a veces no es la mejor opción, y sino simplemente por satisfacer a los padres (como en el caso del cadete, por ejemplo) pero señores, a la hora de escoger una carrera -a lo que probablemente te dediques el resto de tu vida- hay que ser un poquito conscientes: si careces de habilidades matemáticas es muy difícil que puedas con una carrera como actuaría, si no eres muy bueno en la cocina es difícil que triunfes como chef, y si no te interesa del todo lo que sucede con éste mundo globalizado (y te hacen falta un poco más de modales) evítate la pena de estudiar relaciones internacionales...
Según la región (y la universidad) la información varía, pero en promedio cerca del 10% de cada generación desertará y otro 20% se cambiará de carrera... Así qué ahórrate los gastos innecesarios y tengan una cosa muy presente al tomar sus decisiones (sobre todo de tanto peso como elegir una carrera universitaria): coherencia señores, coherencia...
No hay comentarios:
Publicar un comentario